domingo, 24 de julio de 2011

El sentido pragmático del chiste desde lo que se dice

[1]David Alejandro Mejía Salazar
Dentro de la actividad realizada para contar un chiste hay ciertos factores pragmáticos que conllevan a que se le dé sentido al discurso humorístico; dicho sentido puede verse subordinado al significado semántico y pragmático de lo que se dice. El chiste juega con las implicaturas convencionales y con las que no lo son con el fin de llegar a un punto en común que el interlocutor podrá inferir desde los referentes que tenga, es decir, para poder interpretar el chiste que se basa en infortunios absurdos o incongruencias, y por consiguiente entenderlo. Para graficar mejor la idea se ha recogido un corpus de chistes que circulan en el contexto colombiano y serán analizados desde el principio de cooperación de Grice y los recursos retóricos, que conllevan a que el interlocutor pueda hacerse una imagen del evento desafortunado y de paso a una correcta interpretación del chiste.

Palabras clave: Chiste, pragmática, implicatura, interpretación, infortunio, sentido, inferencia.

Inside the activity of telling a joke, there are certain factors that lead us to make sense to the humorous speech; such sense could be subordinate to the semantic and pragmatic meanings of what it is told. The joke involves with some conventional implicatures, and some that they’re not in order to come to a common point the listener will be able to infer since the referents he has, that is to say, to be able to interpret the joke which is based on absurd misfortunes or incongruities, and consequently understand it. For illustrating the idea in a better way, a corpus of jokes which moves in the Colombian context  has been collected and it will be analyzed from Grice’s principle of cooperation and the figures of speech, that lead the listener to make by himself an image of the unfortunate event and therefore a joke’s right interpretation.

Key words: Joke, pragmatics, implicatura, interpretation, misfortune, sense, inference.

El hecho de contar un chiste para muchas personas puede parecer algo totalmente sencillo y sin ciencia, pero en realidad, aunque sea un proceso de interacción comunicativa, como cualquier otro tipo de discurso informal que se pueda entablar y que este basado en el reconocimiento del otro, muchos factores lingüísticos y extralingüísticos se movilizan dentro de lo que es emitido y deben ser tomados en cuenta a la hora de llevar a cabo dicha lúdica humorística para así poder llegar a que el chiste sea comprendido por los participantes. Dentro del chiste se ven inmersos varios conceptos pragmáticos que son de gran importancia aclarar para que el objetivo de este artículo logre alcanzar su propósito, el cual sería describir, desde el soporte del principio de cooperación establecido por H. P. Grice, lo que se debe de tener en cuenta a la hora de emitir un chiste y cómo la violación de ciertas máximas de cooperación y la intervención de ciertos recursos retóricos podrían regular la inteligibilidad y el sentido del enunciado humorístico.
Cuando se entabla una conversación se debe ser claro y conciso con lo que se dice, asumiendo que lo que se piensa no es exactamente lo que se dice, y lo que se dice tampoco garantiza que se vaya a comprender lo que se quería transmitir, y para ello debe haber cierta cooperación que surge cuando el mensaje cumple con ciertas máximas identificadas por Grice y que él mismo resume en un principio formulado de la siguiente manera: [2]Haga usted su contribución a la conversación tal y como lo exige, en el estadio en que tenga lugar, el propósito o la dirección del intercambio que usted sostenga”. Lo mismo ocurre en el chiste, cuando se realiza dicha actividad hay que contar primero que todo con la cooperación de quienes escuchan, pero para ello es necesario que los participantes reconozcan el propósito de lo que se emite y la dirección que tiene y de igual manera la cooperación no se rompa por movimientos inapropiados que más adelante serán explicados.

Sería oportuno imaginar que mientras se conversa con un grupo de personas alguien se atreve a contar un chiste, y tiene la actitud para hacerlo y cumple con todos los parámetros que hay que respetar para que surta efecto el acto de habla, pero si no hay cooperación por parte de los destinatarios, es decir, si no están dispuestos a participar en la actividad o si de primer plano desacreditan al locutor, es seguro que el discurso no surtirá el efecto esperado (acto perlocutivo), en este caso la risa. En vez de esto, se puede ser merecedor  de una sanción social como por ejemplo ser excluido de la conversación ya que los participantes no cooperaron con esta por resultarles absurda o incoherente.

Antes de contar un chiste hay que primero anunciar que se va a cambiar el nivel de una conversación o de un discurso, anunciar que el chiste va a ser introducido en el dialogo para que no resulte brusco ni forzoso dentro de él. Existen ciertos gestos que ayudan a reconocer cuando alguien no esta hablando en serio o cuando está tomando una postura sobria frente a algo, como por ejemplo una sonrisa que inmediatamente sirve de apertura al chiste. De esta manera se abre paso a la cooperación por parte de los interlocutores lo que indicará el éxito del chiste, el cual será la risa en los participantes. Si no hay la cooperación requerida la actividad puede que resulte absurda y el locutor podría ser penalizado con un acto de desaprobación como ya se anunció.

Dentro de la cooperación hay ciertas máximas que comprenden la cantidad, la cualidad, la modalidad y la relación, las cuales algunas pueden ser sacrificadas por las lógicas que impone el género discursivo, en el caso del discurso humorístico es usual que ocurra. La máxima de cantidad es muy importante a la hora de contar un chiste, se debe dar únicamente la información necesaria para que el chiste no sea una dinámica agotadora, además el hecho de no poner los eventos de la historia humorística de una manera muy explícita sino más bien contar lo estrictamente necesario, ayuda a preservar lo implícito, es decir, lo que esta allí escondido en las implicaturas convencionales o sea en las palabras que no deben ser muy obvias para que a la hora de interpretar o inferir, no sea algo ya evidente y se pueda generar de paso el factor sorpresa al final, que es lo que conlleva a que se produzca la risa por parte de los participantes.

Un negrito entra a un cajero automático, mete la tarjeta y le aparece en la pantalla: “Digite su clave”, y el negrito: ay yo no se la he dicho a nadie, se lo juro.

En el anterior chiste el implícito que se maneja es que la persona de color tiende a omitir en su pronunciación la consonante “s”, (con esto no se está generalizando, solo es un estereotipo que se moviliza en la sociedad), y lo que le da gracia al chiste es el resultado de un infortunio en la comunicación. No hubo la necesidad de decir de qué localidad geográfica provenía el sujeto, sea de la costa o de cualquier otro lugar donde se hable de cierta manera, solo con decir que quien hablaba es una persona de color, ya es suficiente para relacionar la palabra “Digite” con lo que el personaje entendió como “Dijiste”. Si se hubiera saturado el chiste con datos explícitos como por ejemplo decir que el hombre proviene del Chocó, el final del chiste sería predicho,  lo que conlleva a tener presente la necesidad de ser muy preciso al dar información en esta clase de genero discursivo, propiedad que le corresponde a la máxima de cantidad.

Otra máxima es la de cualidad, la cual se vería sacrificada ya que esta consta de decir únicamente verdades, absteniéndose de decir cosas que se crean falsas; pero si se respeta esta máxima, el chiste perderá su esencia, esa cualidad inventiva que lo vuelve absurdo y ocurrente, es allí donde se diferencia el chiste de la anécdota puesto que el primero es ficticio mientras que el segundo es histórico, verdadero y comprobable; una anécdota sin cualidad sería en esencia un chiste, sacado del ingenio y la creatividad, necesarios ambos ingredientes para construir un discurso humorístico y curioso a la mente interpretante que busca dar, como dicen por ahí, con el chiste. El siguiente ejemplo pone en evidencia un evento ficticio soportado por una desproporción hiperbólica hacia la fealdad de dos mujeres toma lugar:

-« ¿Se fijó que horrible es la novia?»
-«Es mi hija!»
-«Perdone, no tenía idea que Ud. fuera el padre!»
-«No soy el padre, soy la madre»

Por otra parte, la máxima de relación, que debe ser cumplida dentro de dicho discurso humorístico, y que consta de decir cosas relevantes está relacionada en gran parte con la máxima de cantidad, es decir, enunciar cosas pertinentes en el chiste sin salirse de la temática para no confundir al interlocutor ni desviar el sentido del discurso. De igual manera se debe ser claro, evitando la ambigüedad y ser ordenado al contar el chiste, exigido de este modo por la máxima de modalidad. Si se cuenta un chiste sin tener en cuenta el orden de los eventos que ocurren en él, el oyente va a terminar perdido en el cuento como también podría terminar prediciendo el final del chiste antes de ser contado completamente.

En el siguiente chiste se ve cómo el efecto cambia totalmente a la hora de interpretarlo cuando se infringe ciertos parámetros que son requeridos para contarlo de manera correcta:

Un negrito prende un fósforo y se le aparece el diablo. El diablo dice: te voy a llevar. El negrito apaga el fósforo y le dice: si me encuentra.

Si el chiste no cumpliese con la primera máxima, la de cantidad, se tornaría tedioso y eterno; si se empieza a describir la apariencia de los personajes, en que tono hablaban, la marca de los fósforos, el lugar exacto en el que se encontraban, en fin, si se le agrega información innecesaria el chiste se matizaría en un tono gris y se volvería desabrido puesto que debe contarse de la manera mas resumida posible para que el factor sorpresa no sea predecible y tome al subconsciente desprevenido para su conclusión. No hay necesidad de describir el lugar, el fósforo es el elemento primordial para dar la idea de que se encontraban en un lugar oscuro, y es allí donde reside una inferencia que hace que se relacionen los hechos, la oscuridad y la piel oscura del personaje, provocando un proceso mental que nos lleva a una estrategia para escapar absurdamente del otro personaje, lo cual lo hace gracioso.

Evidentemente, el chiste no cumple con la máxima de cualidad; todas las afirmaciones allí dichas son ficticias, las situaciones son inventadas. Tampoco se ha sido sido testigo de tal aparición y lo que consigo trajo, solo se repite de la tradición oral. Por otro lado, si el chiste fuera sacado de un suceso verdadero, sería una anécdota como ya se explicó anteriormente y muy probablemente no nos parecería gracioso teniendo en cuenta que no lo creeríamos o nos parecería totalmente espeluznante.

Si al decir el chiste de igual modo se dicen cosas irrelevantes, como por ejemplo si se parte de éste y se termina hablando de otra cosa, o se empieza contando los eventos allí impresos al revés, es seguro que el chiste no tendrá el mismo efecto. Pero sin embargo muchas veces aunque estas máximas se rompan, la cooperación, si se da por parte del público receptor, la implicatura puede seguir como una constante sin llegar a perderse en el hilo de la dinámica.

Iba una señora con una teta afuera por la calle (así como va una señora con una teta afuera) y le pregunta otra:
- «Señora lleva una teta fuera...»
- «Juemadre! ¡Dejé otra vez el niño en el bus!»

En este ejemplo la polifonía puede presentarse en el chiste, y se emplea para salirse por un momento de la historia y pasar a explicar detalles que le dan gracia al mismo; pero a pesar de que la información no es muy relevante, el hilo no se pierde si existe cooperación. Además, dentro de el contexto colombiano, cierto modo de contar chistes esta asociado a cierto personaje humorístico (El cuenta huesos), lo cual hace todavía mas sencillo seguir el correcto camino a la interpretación del chiste.

En relación con las anteriores máximas, en el chiste puede haber ciertos incumplimientos que dan cabida a que éste no se cuente de manera apropiada como ya se ha demostrado. Grice plantea cuatro tipos diferentes  de incumplimientos de las máximas, y una de ellas es llamada Violación Encubierta que se presenta cuando quien habla corre el riesgo de engañar o inducir al error a su interlocutor, y cuando además se hace de manera discreta. En el plano del chiste el interlocutor no puede ser engañado, únicamente si el discurso humorístico es contado de la manera correcta y si al principio se introduce lo que va a ser emitido. En una situación hipotética, si se tiene una conversación con una persona acerca de ciertas celebridades colombianas, más precisamente de la reconocida modelo paisa Natalia Paris, y en el medio de la charla se plantea el siguiente chiste:

Un periodista le pregunta a Natalia Paris. Señorita Natalia, ¿que harías en caso de que murieras ahora mismo?, y Natalia respondió: "yo emergería de mis cenizas como el gato Félix".......

Muy probablemente el interlocutor se va a reír; si primero reconoce quien es Natalia Paris y hace una inferencia a través de cierto referente particular de la modelo que la caracteriza para haber dicho tan desastrosa respuesta; segundo, si se tiene la información pragmática de qué es el ave Fénix y quién es el Gato Félix para así poder hacer la relación entre ambos personajes ficticios que no tienen nada en común; ya que el primero es un personaje mitológico griego que se decía que al morir podía renacer de sus cenizas con toda su gloria, y el segundo es un personaje animado de la era del cine mudo. Si se conoce uno de ellos, pero se desconoce al otro la inferencia va a quedar incompleta  por falta de referentes que lleven a la interpretación. Pero volviendo al punto del incumplimiento de las máximas, si quien cuenta el chiste no lo anuncia o no prepara a su interlocutor para el cambio de discurso, probablemente se ría, pero no porque se haya dado cuenta que lo que escuchó fue un chiste, sino por el infortunio real que piensa que existió en dicho evento, el interlocutor permanecerá entonces engañado y se quedará con tal falsa información en su cabeza, y es allí donde hay violación encubierta, puesto que incluso sin ni siquiera tener la intención se indujo a un engaño.
Cuando se cuenta un chiste hay que saber a quién contárselo, y que clase de chiste contar. Si el destinatario es un hombre de color, lo menos recomendable es entrar a contar uno racista, o echar uno grotesco en frente de alguien recatado o con el que no se tenga la confianza suficiente para hacerlo; en tal caso, si se llega a cometer este descache se corre el riesgo de que el interlocutor cometa una supresión abierta de las máximas ya que no podrá cooperar con la actividad por no hacerlo de la forma esperada, es decir, el chiste no le hará gracia.

A continuación varios ejemplos para graficar mejor la idea. Una persona que sea escrupulosa o en el peor de los casos hematofóbica no le hará gracia lo siguiente:

¡Una mujer tan dulce pero tan dulce, que cuando le llegaba el periodo le salía bocadillo!!

La reacción del sujeto será de desaprobación, lo último que le causará al oír el chiste será la risa, habrá supresión abierta, estará menos dispuesto a cooperar y de paso puede que lo haga merecedor de una sanción social. De igual manera puede suceder si el destinatario no entiende el chiste, si no tiene la información necesaria para hacer la inferencia requerida y concluir o interpretar el chiste como en el siguiente ejemplo:

-“¡Mamá!! En el colegio me dicen Lady Gaga!”  -“¡Quien mijo!”  -“ Alejandrooooooo, Alejandrooooo”

Si a quien se le cuenta el chiste no tiene el referente de la identidad de Lady Gaga, que es una cantante muy famosa, que en la actualidad esta en furor y que uno de sus discos mas exitosos se llama “Alejandro”, definitivamente su mente quedará totalmente en blanco y por lo tanto no logrará hacer ninguna inferencia, por consiguiente le será imposible colaborar con la actividad por no hacerlo de manera debida.

En todo chiste no todas las máximas pueden ser respetadas; siempre se va a sacrificar una en detrimento de otra, y dicha máxima sacrificada siempre será la máxima de cualidad. Como ya se explicó mas arriba un chiste no puede ser verdadero, y tiene que decirse con hechos absurdos e imaginarios que no van a ser probables. En algunas ocasiones pueda que la máxima de modalidad también sea sacrificada en detrimento de la de cantidad y la de relación:

-¿Sabes que hace un elefante en un techo?
-Pues culo de hueco.

Se sacrifica la máxima de modalidad, puesto que hay ambigüedad entre la palabra «hacer» que connota la ejecución de una actividad por parte del elefante, la otra connotación hace referencia a las consecuencias que  pueden partir de el hecho que un elefante esté en un tejado, para dar lugar a la de cantidad, se dice solo lo necesario para que el chiste no sea predicho. También hay pleonasmo, (que por cierto es un recurso retórico), en el momento que utilizan la palabra «culo» para reforzar la imagen del hueco, que además no cambia el sentido del chiste.

Aunque es usual que en el chiste ciertas máximas se infrinjan o se sacrifiquen en detrimento de otras, en el mayor de los casos habrá cooperación, cuando los destinatarios, a pesar de saber que lo que se les esta contando es falso, en términos pragmáticos, aunque sepan que la máxima de cualidad no esta presente en el discurso, ellos son consientes de que así tiene que ser para llevar a cabo el objetico del chiste, y al mismo tiempo tratan de buscar la implicatura no convencional implícita que el locutor maneja en las implicaturas que si son convencionales, que derivan del significado de las palabras para así poder llegar a interpretarlo. El siguiente chiste muestra como por medio de la cooperación, aunque se sepa que no es un enunciado constatativo y que nunca se muestra explícitamente la conclusión del chiste, se puede encontrar el sentido escondido en este, y a pesar del significado semántico, pragmáticamente se sabe que la interpretación de tal chiste va por otro lado.

-“¿Mamá, me vas a llevar a cortar el pelo?»
-« ¿Por qué preguntas eso Jaimito?»
-« ¡Porque anoche el vecino te decía: Tu chiquito sí está peludo!»

El chiste compone también un material de gran poder evocador que busca sorpresa o incongruencia, empleando y explotando aspectos culturales, recursos lingüísticos, como juegos de palabras, ambigüedades y también figuras retóricas que le dan a esta clase de discurso, cierto humor que reside en la forma de decirlo y de referirse a algo en especial de una manera implícita como también muy explícita. La ironía guarda una estrecha relación con las formas de comicidad como lo son las burlas, el sarcasmo y más precisamente, el chiste. Muchos autores relacionan la ironía con la audacia mental mientras que otros más severos en sus juicios dicen que esta puede convertirse en perniciosa y que forma parte de la subestimación por el prójimo. Ch. Baudelaire decía: [3]La risa es la expresión de la superioridad del hombre sobre el hombre y sobre la naturaleza, expresión de soberbia por tanto”. Como en el siguiente caso, se puede ver que esta figura retórica se presenta a menudo en el plano del chiste:

-«Mamá ¿soy fea?»
 -«No hija, tienes lo que cualquier hombre desea»
-« ¿En serio?»
-« ¡Sí: voz gruesa, espalda ancha y pelos en el pecho!»

La ironía es una burla fina y disimulada; con ella se busca dar a entender lo contrario de lo que se dice, además ser irónico implica poder decir una cosa en un plano lingüístico y dejar en el aire otro sentido de lo ya dicho, en este caso la mamá si afirma que su hija no es muy agraciada, pero no lo hace de forma directa, sino mas bien manejando una implicatura desde lo que emite, además, teniendo en cuenta también que no todo lo que se sabe se puede decir en todos lugares o a todo el mundo, por este motivo cuando se dice algo se trata de medir las palabras, tal como ocurre en el ejemplo de madre a hija.

Ahora bien, muchas veces no solo se emplean contenidos implícitos en el chiste solamente, sino que también se utilizan algunos explícitos que serán mas fáciles de interpretar, aunque con cierto grado de ironía también. La hipérbole es otra figura retórica también muy empleada en el discurso humorístico, se basa en exagerar intencionalmente con la intención de remarcar algo, tal como lo hacen en uno de los chistes anteriores, como cuando se aplica la hipérbole a la dulzura de una mujer. De una u otra forma en cada chiste hay un toque de exageración, unos más que otros, pero siempre gracias a lo absurdo del chiste, se tiende a exagerar los eventos, lo que ocurre en ellos o a sus personajes allí implicados, también es común observar en le chiste mas de un recurso retórico. La ironía y la hipérbole pueden ir de la mano; en el siguiente chiste hay un implícito que aunque esté escondido detrás de una ironía trae consigo una hipérbole.

-«Mami, mami, en el colegio me dicen orejón»
-«Ay, mijo, sí, pero deja de mover la cabeza que me vas a apagar el fogón»

Evidentemente la madre le dice al hijo que si es orejón por medio de un juego de palabras empleadas inteligentemente para esconder lo que realmente se piensa; además, lo que le dijo trae consigo una exageración gigantesca que implica que las orejas de un sujeto son tan grandes que si su cabeza se mueve, podrían abanicar fuertemente hasta poder llegar a apagar inclusive un fogón.

Se podría concluir que lo primordial dentro de un chiste es el infortunio, de este depende la gracia del discurso humorístico según la teoría de la incongruencia que tuvo su base con Francis Hutcheson (Siglo XVII). Esta teoría considera la risa como una respuesta ante la percepción de una incongruencia, en efecto, de algo absurdo. Pero realmente fue Kierkegaard quien ahondó más en esta idea al encontrar la raíz de lo cómico contrastándolo con lo trágico en la incongruencia propia de la discrepancia y la contradicción. El análisis de Kierkegaard deja ver que lo trágico surge de una contradicción sufriente mientras que lo cómico surge de una contradicción indolora: en pocas palabras, se puede decir que se sufre ante contradicciones que dañan y se ríe ante incongruencias, ante el absurdo o las contradicciones que no dañan, que no representan un peligro inminente para el ser. Es por esto que resulta gracioso algo que es cruel o inmoral en el contexto, porque se sabe de igual manera que no se trata de un hecho real sino más bien ficticio (he aquí la importancia del sacrificio de la máxima de cualidad). En todos los chistes que se han presentado aquí se puede ver que tienen algo en común, y ese algo es el infortunio, el “descache”, lo absurdo, la incongruencia; aunque esto también depende de aquello que un individuo o sociedad considere como incongruente. Por esto se podría decir que todo sentido del humor, es siempre local e histórico. Y en efecto, los chistes o bromas los comprenden sólo aquéllos que comparten una cierta realidad, cierta información pragmática. Y cabe aclarar que la posible capacidad de un colombiano para comprender un chiste ruso o reír ante el humor inglés no cambia nada esta tesis, simplemente demuestra que hay ciertas parcelas de significado que se comparten con los rusos o con los ingleses.

Con esta teoría de la incongruencia se puede resumir todo lo dicho frente a lo que se debe emitir para que un chiste surta efecto y las diferentes variantes que pueden hacer regular el sentido. Los recursos retóricos ayudan a involucrar el infortunio o la incongruencia en el discurso y las máximas colaboran para que la correcta información que se da, conlleve a que los interlocutores puedan notar dicho absurdo. Un chiste debe partir de ser falso e imaginario, desde esto se puede jugar con los hechos para que puedan verse mas absurdos, la cantidad de la información debe ser la necesaria para que no se prediga el final, además de ser relevante y la información contada de manera clara y ordenada. Los recursos retóricos esquematizan la idea y hace que surja un absurdo, un infortunio o una incongruencia. De allí la importancia de tener en cuenta estos factores pragmáticos para que la actividad humorística tenga el sentido requerido y de paso se dé la cooperación que necesitamos para empezar a contar el chiste ya con lo dicho de la manera adecuada agregando a este solo lo necesario e indispensable para que haya incongruencia.



[1] Unidad Central del Valle, (2011) Licenciatura en Lenguas Extranjeras. VII Semestre
[2]  GRICE, H. P. “Lógica y Conversación. La búsqueda del significado”. Madrid: Tecnos, 1991, págs. 511 y ss.
[3] CH. BAUDELAIRE, « De l'essence du rire et généralement du comique dans les arts plastiques », (1855)

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